Historia del Club


 


 


 



HISTORIA


Un Club con historia.
Muchas novedades trajeron hasta La Paz, las oleadas de inmigrantes, ocasionales o permanentes, que desde inicios del Siglo XX. Llegaron al país atraídos casi siempre por historias fantásticas sobre las minas o sobre la floresta, sobre los espejismos de aquellos territorios que prometían futuro. Otros tenían contratos temporales para cumplir tareas en esas mismas minas, en los ferrocarriles o en las muchas empresas que se formaron para fundar fábricas, construir hoteles, inventar medicamentos, patentar alimentos y bebidas únicos en su género. Dicen los historiadores que en las estaciones de La Paz y de Oruro se confundían los serbios con los libaneses, los rusos con los judíos, los árabes con los ingleses, los alemanes con los chilenos.

Cientos de hombres llegaban por los trenes, desde Buenos Aires o desde el Pacífico y las pampas salitreras. Sus historias se confunden; barcos que zarparon desde lugares tan remotos como Australia o Balbek, o desde la estepa empobrecida o desde el centro de una Europa convulsionada.

Cada biografía es una curiosa mezcla de destinos y audacias.

¿Cómo escucharon hablar de Bolivia?
¿Qué vientos los llevaron a soñar en llegar a una ciudad impensable como La Paz?

La mayoría subía a un vagón, pero otros se atrevieron a llegar hasta el centro del continente sudamericano por los caminos polvorientos, las sendas y las señas que entonces conducían hasta el occidente de la nación.

Los archivos de las primeras listas de los socios del Club de Tenis La Paz registran apellidos como: Ashton, Bayles, Cattoreti, Fairweather, Fossati, Guisanni, Enbert, Jorgensen, Klein, Londsdale, Poepsel, Pou Mont, Seligmann, Trepp, Webstern, Yarur, Zimmermann y muchos más que reflejan diversas procedencias. Otros arribaron contratados por sus gobiernos, para registrar paisajes, recursos naturales como la flora y la fauna, las formas de vida, en la parte oriental y norte de Bolivia. Muchos se quedaron, sobre todo los germanos. De ahí provienen famosos clanes que más tarde formarían parte del Club de Tenis La Paz, como las familias Busch (a través del ingreso de Matilde Carmona de Busch), Hertzog o Banzer. Tres apellidos que como todo visitante, no llegaron con las alforjas vacías. Traían valores, costumbres, gustos y placeres. Entre ellos, el amor por deportes como el golf, el teniy, a veces, el palitroque. Imaginemos algunos instantes cómo era la flamante sede de gobierno en aquellos años en que el "Lawn Tennis" se fue incorporando a los deportes citadinos. Como se sabe, La Paz es sobre todo una ciudad republicana, más que colonial, y fue desde 1898 que consolidó su vocación de ser la primera ciudad del país. Justamente, su estratégica ubicación, le facilitaría el camino. Desde su fundación, Nuestra Señora de La Paz era más que nada la encrucijada de los caminos, desde las entrañas mineralizadas hasta los mares del Sur, desde la Garita de Lima hacia los valles que rodeaban los centros de producción en las provincias Chicheñas. La Paz era el pulmón comercial del país desde siempre, mucho más al entrar el Siglo XX. Al empezar la centuria, el país entero adquirió otro rostro. La Guerra Federal había trasladado de forma definitiva la sede de gobierno de Sucre a La Paz. Desde entonces también radicó aquí el Congreso y se construyó el actual Palacio Legislativo. La antigua Charcas quedó como capital oficial y continuó cobijando al Poder Judicial. Por otra parte, las minas del norte y el nuevo producto de exportación, el estaño, desplazaban el eje económico nacional del sur y consolidaban las actividades lucrativas entre La Paz y Oruro.

Las principales relaciones comerciales eran con el Imperio Británico y la libra esterlina era la moneda corriente en las transacciones empresariales y estatales. A ello se sumaban las finanzas enriquecidas por el auge de las actividades agrícolas, como las que encabezaba la famosa Sociedad de Propietarios de Los Yungas, que también tuvo representación en el Club a través de la familia Solíz. Otras inversiones se hacían en modernos hoteles o en preciosos solares, como las que efectuó la familia Goitia en varias zonas de la ciudad. Las tres hermanas, Esther, Sara y Raquel Goitia, fueron las primeras mujeres en poseer acciones del Club. Además, el liberalismo constituyó la etapa de mayor estabilidad política de la República de Bolivia. Por años se sucedieron gobiernos constitucionales y la vida política transcurría casi abúlica, muy diferente al sangriento Siglo XIX.

Era parte del ambiente que favorecía la llegada de los extranjeros.

La Paz estaba en todo su esplendor urbanístico. Aún podemos encontrar huellas de las viviendas de patricios paceños y de tradicionales familias criollas en los balcones de las calles del centro o en algunas fachadas que todavía quedan a orillas de El Prado, aquella vía famosa que se llamó "La Alameda" y que durante muchos años fue el límite de la ciudad, hasta donde actualmente está la Plaza del Estudiante.
Era el inicio de los caminos, todavía pueblerinos, que llevaban hasta la vía que luego sería la Avenida Arce, al lejano Sopocachi, al dominguero Obrajes y a las excursiones o vacaciones de varios días al sur, río abajo. La llegada de los ingleses y de los centroeuropeos también se puede encontrar siguiendo las herencias arquitectónicas. Quien levanta la vista en las encrucijadas de la calle Ingavi, la Pichincha, la Pérez Velazco, encontrará edificaciones de gran proporción. Los balcones fueron reemplazados por los enfarolados, los patios centrales por los "hall'. Dicho sea de paso, el nombre de esa encrucijada de calles es en homenaje a Lucio Pérez Velasco, caudillo de la familia dueña de esas tierras, que en 1925 ingresó al flamante Club de la Avenida Arce. Los ingleses trajeron la moda del té "a las five o'clock" y las citas deportivas en los lugares más inverosímiles.

En los centros mineros nacieron los primeros clubes de fútbol y ahí se forjaban los grandes "cracks" en diferentes disciplinas. Había una cancha de tenis en Catavi, al norte de Potosí, y hay quienes recuerdan a los jugadores de pantalón largo, limpios en sus atuendos blancos, a pesar del polvo y del sílice. También hay rastros de juegos de tenis en la coqueta Tupiza y en la gélida Villazón, en el extremo sur y en otros centros mineros. Jugaban en Uyuni, 13 centro ferroviario y ligado a las pujantes empresas mineras de esa zona, venciendo al implacable viento. Ni el frío, ni el ventarrón interminable, ni la altura que afectaba la trayectoria de las pelotas impidieron el entusiasmo de los deportistas. Jugadores de Uyuni ganaron en La Paz y Bernardo Encinas del Tenis Club de Tupiza venció en importantes torneos en Oruro, durante los años 50. Quechisla en el Consejo Central Sur fue otro centro minero formador de tenistas. Uno de los dueños de muchas de esas minas del Sur, Carlos Víctor Aramayo, también fue tenista y miembro de la institución paceña hasta su alejamiento del país. Un cronista de la época, Ismael Villanueva, recuerda que además jugaban palitroque y básquet. Otros eran expertos en pelota vasca y en taba. Las apuestas que se hacían en Catavi y Uncía eran con libras esterlinas.

También se jugaba tenis en Oruro, como no podría ser de otra manera, pues ahí la empresa ferrocarrilera tenía su sucursal y era en esa ciudad donde se reflejaba parte del esplendor de la veta de "La Salvadora”, la más famosa de todas las minas de Bolivia, ubicada en la localidad de Siglo XX, al sur de Oruro, aunque ya en el departamento de Potosí. Ahí se forjaría la leyenda de Simón Patiño y de su familia, muchos de ellos también jugadores de tenis. Todavía en los años 40 se disputaba el campeonato en homenaje al Rey Gustavo V de Suecia, organizado por primera vez por el vicecónsul Bror A. Vikstrom. La "Copa Escandinava" fue financiada por la Compañía Importadora Escandinava, una de las muchas empresas asentadas en la entonces pujante y glamorosa ciudad de Oruro.

En La Paz, la cancha de tenis en Pura Pura fue aparentemente una de las primeras en pleno corazón de las oficinas de la Railway y cerca de las viviendas de sus empleados. El investigador Mario Arrieta recuerda que los primeros tendidos ferroviarios entre el Pacífico (Antofagasta) y los centros mineros (Uyuni, La Huanchaca- Pulacayo) datan de 1873. Uyuni fue conectado a Oruro en 1892; en cambio Arica-La Paz recién empezó en 1905 y La Paz-Guaqui (con conexión hasta Moliendo) en 1913 y La Paz Viacha en 1917.

Desde siempre y hasta la nacionalización de los ferrocarriles, los trenes estuvieron relacionados con los británicos y con las costumbres que trajeron, como el jugar tenis. Aún hoy es posible visitar la canchita, escondida entre los pinos y álamos que plantaron para formar un microclima que se mantiene suspendido en el tiempo. Esa cancha actualmente es parte del Club de Tenis Ferroviario y ha quedado entre las actuales Avenida Vázquez y calle Salamanca, pero no hay nadie que recuerde toda su historia. El Club Social Ferroviario fue fundado en 1923. Uno de los pioneros del Club de Tenis La Paz, don Jorge Humberto Sánchez Peña, recuerda que también había una cancha en el Instituto Americano, uno de los colegios que formó a legendarias figuras del deporte nacional. Otra cancha, recuerda "El Diario" de mayo de 1925, era la de la Plaza Riosinho esquina Montenegro, usada por el Club de Tenis Centenario.

Una cancha en la calle Murillo…
No hemos encontrado datos precisos sobre aquella cancha que funcionaba en la calle Murillo, entonces zona residencial de los paceños, aunque por alguna referencia posterior al parecer estaba junto a una vivienda modesta y con techo de paja. La cancha que uniría a bolivianos e inmigrantes. Su dueño era Abel Peñaranda, pero no está claro cómo una persona particular administraba una cancha reglamentaria y cómo había llegado a relacionarse con aquellos deportistas que forjarían el actual Club. Aquella vía estaba en la zona norte de la ciudad, cerca de la Plaza de San Pedro, antiguo barrio de indios y desde la República uno 'de los barrios más criollos'.

De acuerdo a antiguos documentos, los primeros miembros del grupo eran empleados de la empresa "Bolivian Railway & Co.” y fundaron "La Paz Lawn Tenis Club" en 1920; Existe un acta del 11 de noviembre de ese año, aparentemente la primera, donde asisten los señores Emanuel Bolloten, Julio de Zabala y Raúl Moreira. La reunión se abrió a las 17:30 y trató el cobro especial “para la construcción de nuevas canchas” y se encargó a Bolloten efectuar la recaudación.
En esa fecha se autorizó la suscripción del contrato de alquiler. El 29 de diciembre de 1921 la sociedad se reunió en una Junta General en la cual los socios decidieron ampliar el contrato de alquiler por tres años más a partir del 31 de diciembre de 1921; ese documento tendría vigencia hasta el 31 de diciembre de 1924. La reunión se realizó en la casa del Presidente Carlos Tejada. A esa Junta asistieron los arriba nombrados y también Erland Daulsberg, Carlos Guachalla, y Lisandro Villanueva, quienes habrían de ser el núcleo central del Club de Tenis La Paz. Villanueva aparece como representante de la asociación "Bolivian Tennis Club" en el Torneo Nacional de Tenis del Centenario. Los bolivianos comenzaron a interesarse en un deporte que antes había sido casi exclusivo de los extranjeros visitantes. El "Club" ya tenía 10 miembros, aunque siete eran los más activos. Los socios pagaban ocho bolivianos de cuota, con lo que se llegaba a cubrir los Bs. 80 del alquiler, pero había otras demandas no atendidas como debería ser. En varias reuniones se trató ese problema financiero porque el salario al portero era de Bs.40 y se necesitaba comprar más pelotas. Bolloten, vicepresidente, se ofreció a dotar de pelotas hasta fin de año. Para superar los problemas, los socios resolvieron pagar Bs. 10 la primera quincena de enero.

Un año después, el "Club" había crecido a 13 socios, pero seguían los mismos problemas con el cobro de cuotas. Mientras, el alquiler también aumentaba, a 90 por mes y luego a 100; además, había discusiones sobre la propiedad de los alambrados y del kiosko y si se pagaría al inicio o al fin de mes el alquiler a Peñaranda. Los socios acordaron aumentar su número a 20, cantidad que se consideraba límite, y pedir Bs. 25 a los nuevos miembros. Pero las dificultades financieras continuaron y nuevamente Bolloten salvó la situación prestando 200 bolivianos. Con ese motivo se resolvió pasar una atenta carta al Club de Tenis de Chijini "Bolivian Railway & Co." manifestando que con sentimiento la contrata libre que tenían sus socios a la cancha de La Paz Tenis Club quedaba cancelada desde enero de 1922. Más bien, los invitaron a ingresar al Club como socios activos. Además, para salvar la situación, se rebajó el salario del portero a Bs.20. Entre los nuevos socios ingresados en 1922 encontramos los nombres de R.W. Martin, Julio Pizarro, Jorge de la Barra, Arturo Otero. El señor Raúl Pinedo pidió su reincorporación. El generoso Bolloten fue elegido Presidente y los socios más antiguos ocuparon las carteras de Vicepresidencia, Tesorería, Capitanía y Vocalías.
Este tipo de organización ha quedado en la memoria colectiva de los socios del Club. Actualmente se mantiene similar estructura, ampliada a fines de los años 20 y luego en los años 40 y de acuerdo a las necesidades de la época.
Bolloten reunió a los miembros del Club en su casa ante la renuncia de Otero y Jorge Vargas Guzmán. El socio Rivera presentó a Pablo Rada con el objetivo de mantener un número adecuado de socios.

En algunas versiones publicadas en 1975 también aparecen otros nombres como Raúl Mariaca, A. Bolton y L. Belcher como parte de este grupo original. Los entusiastas tenistas consiguieron que una empresa les envíe pelotas "Davis" desde VaIparaíso, al sur de Chile, para ahorrar y a la vez tener reservas almacenadas. Al final de 1922, el presidente Bolloten, que se ausentaba del país, decidió donar los Bs.200 que había prestado y los puso a nombre de la "señorita Doris Martín”. También se confeccionaron sweaters con las iniciales "L.P.T.C." para uniformar correctamente a los jugadores.

Otras reuniones nos informan de los trofeos de plata que se hicieron, la creación de dos categorías: 1) jugadores más diestros de acuerdo a calificación del directorio y 2) Jugadores menos diestros; y los horarios para los turnos. Todo se ponía en el programa del Club, a la vista de todos los socios. Por ejemplo, la primera jugaba los sábados de 4 p.m. adelante y los domingos de 9 a 13 y de 4 p.m. adelante. La segunda gozaba el horario matutino en los días sábado. En los días ordinarios ninguna categoría tenía preferencia especial. Este principio de orden y el respeto a las canchas, horarios y usos es otra enseñanza que el Club mantiene hasta ahora.

La ausencia del entusiasta Bolloten y de otros socios motivó en 1923 la elección de un nuevo directorio. El presidente fue Arturo Heskett (cuyo nombre aparece en otros documentos con diferente ortografía) y el vicepresidente, el ya famoso tenista Julio de Zabala. Fueron aceptados como nuevos socios: Martínez, Urioste, Villegas, apellidos -junto a otros ya nombrados- que forjarían la historia del Club. Una vez más, hubo necesidad de una cuota extraordinaria, modalidad que se incorporó desde entonces a los estatutos internos y quedó como recurso tradicional para mejorar la infraestructura, las provisiones y los servicios que la institución da a los socios. De Zabala y Daulsberg corrigieron el reglamento interno y los socios continuaron con sus actividades deportivas, cada vez con mayor disciplina y competitividad. En abril de ese año se organizó un "buffett" con el objetivo de confraternizar, otra tradición que han mantenido las directivas del Club.

En 1923, nuevos socios bolivianos, como Reyes Ortiz, reemplazaron a los extranjeros que retornaban a sus países y ese año el saldo financiero fue a favor. El Club no tenía ya ninguna deuda. Las cuotas mensuales subieron a Bs. 30 en 1924 y las pelotas se adquirieron en los almacenes de la Railway. Nunca era fácil equilibrar las finanzas, pero Heskett defendió la idea de no fusionarse en ningún caso con otro club, sino mantener la independencia. En mayo de 1925 se decidió la disolución de la entidad por el retorno de varios de sus socios a Inglaterra, y por no existir interés de ninguna de las partes en ampliar el plazo de alquiler. Peñaranda les había notificado que el primero de julio debían abandonar el local.

Rumbo a un nuevo comienzo (El Club en la Av. Arce)

El 3 de mayo de 1925, una Asamblea Extraordinaria determinó: - Abandonar el local de la Murillo. - Liquidar el Club y fundar uno nuevo. - Cobrar el resto de cuotas para salvar el déficit. Traspasar a título gratuito la totalidad de los muebles útiles del club al nuevo “Club de Tenis La Paz”, ya que todos los socios activos del “La Paz Tenis Club” iban a ser socios accionistas de la proyectada institución tenística. Una vez terminado el contrato de arrendamiento con el señor Abel Peñaranda, los 14 socios que quedaban del "L.P.T.C." decidieron emprender una aventura financiera. Convencer a otras personas de comprar acciones y con ese capital fundar un club con local propio, con muchas canchas y otras oportunidades deportivas y diversas ofertas de recreación, una verdadera institución deportiva.

FUNDACIÓN DEL CLUB

Gracias a la recopilación que han hecho las directivas de las “Bodas de Plata”, de las “Bodas de Oro” y del 70 Aniversario, además de la memoria de muchas personas, y con la revisión de documentos originales atesorados en el Archivo del Club, hemos podido reconstruir esta historia.

Una historia de pioneros con visión de futuro, audacia empresarial, y apuesta por la inversión en actividades de beneficio colectivo. Recuerda el Ingeniero Sánchez Peña: “el principal objetivo era que los bolivianos participemos en la actividad tenística” y bajo esa iniciativa se fundó un club nacional. Indudablemente que aquel era un año venturoso.
La República conmemoraba su primer centenario con una serie de actividades cívicas y sociales. También surgían agrupaciones obreras, las mutuales y las inquietudes universitarias. Los gobernantes estaban decididos a modernizar la administración del Estado y llegaron misiones extranjeras a evaluar la situación, se pensó en tener un organismo de control superior, en favorecer las inversiones privadas, en ampliar los ferrocarriles, en tener un buen camino hasta Chulumani, en negociar nuevos empréstitos, en aprovechar los recursos agrícolas. Tanto la prensa de ese año como el famoso libro histórico del Centenario nos reflejan muchas de esas inquietudes y propuestas. Son también de aquella época otras instituciones culturales y deportivas, cívicas y sociales que eran centro de las reuniones y tertulias paceñas.
También de aquellos años creativos son famosos clubes de fútbol. Ese mismo año empezó la construcción del edificio de la Alcaldía de La Paz y del que albergaría al Banco Central, obras de Emilio Villanueva, quien también fue fundador del Club con varias acciones y proyectista de los planos de la flamante sede. Los socios más entusiastas del antiguo “L.P.T.C.” encabezaron el movimiento para crear el Club de Tenis La Paz. Al frente de la empresa estaban el último presidente, Heskett, y uno de los socios que más ha contribuido al Club: don Carlos Guachalla Solares, entonces ejecutivo de prestigiosas empresas financieras y luego presidente del Club por 16 años, quien había sido Tesorero del anterior Club y que se brindó a dar sus señales particulares como referencia para que se acerquen los nuevos accionistas.

El 7 de mayo de 1925 aprobaron los estatutos sociales y con el primer capital comenzaron la construcción de la sede. Apenas unos meses después, el 22 de junio, el propio Presidente de la República Bautista Saavedra firmó la Personería Jurídica, junto al Ministro de Gobierno J. Paravicini. Saavedra fue el primero de los Presidentes de la República de Bolivia que pertenecieron al Club. Había adquirido la acción Nº 154 el 14 de abril de 1925.
Los entusiastas fundadores compraron los terrenos de la señora Carmen de Ernst, en lo que hoy es Hotel Radisson, entre la Avenida Arce (segunda cuadra) como frente principal y prácticamente la banda del río, luego cubierta por otras calles. De acuerdo a una documentación fechada en 1938, los papeles del lote databan de 1899; 7.300 metros eran de Ernst y 500 de la sucesión de Benedicto Goitia. La familia Ernst era de una estirpe aristocrática y la mayoría de sus miembros gustaban del tenis. Entre los socios fundadores están los tres hermanos: Luis, Hugo y Raúl; el primero fue vocal del primer directorio y los tres fueron personas que ayudaron al desarrollo de La Paz.
La Avenida Arce era entonces, junto con otras arterias que unían el centro con el sur y con Sopocachi, una calle que reflejaba el apogeo paceño. Al frente y a los lados del nuevo local estaban casonas de estilos modernos, jardines y graderías que expresan uno de los momentos más lúcidos de la estética urbana local. Aún es posible ver algunas de las casas de la época y otras de similar estilo construidas hasta los años 40.

El proyecto del flamante Club era armonioso con todo ese ambiente. Pronto emprendieron la construcción de las tres primeras canchas y del edificio para la atención a los socios, las duchas, la cantina, al estilo campestre británico, de un solo piso. Siete meses después, el 25 de octubre fue inaugurado solemnemente el local. Por ello durante muchos años inclusive en las "Bodas de Plata" se festejó esta fecha como aniversario. Recién en años posteriores se recuperó la data de su "certificado de nacimiento": 22 de Junio de 1925. Los pioneros acordaron colocar 200 acciones a un valor uninominal de 200 bolivianos e invitaron a otros paceños y habitantes de La Paz a sumarse a la iniciativa. La primera acción se colocó el 31 de marzo de 1925. Algunos de ellos ya practicaban tenis, pero muchos todavía no estaban familiarizados con la raqueta. Impulsores como Daulsberg y Heskett compraron varias acciones, igual que otros recién incorporados como Abel Soliz S., la familia Goitia, Emilio Villanueva, Jorge Farah, Enrique García P., los hermanos Guachalla, la familia Gutiérrez Granier, Hans Gwinner, José Mendieta, Carlos Calvo, los Ormachea, los Prudencio, los Sanjinés, los Diez de Medina, los López Videla, los Trepp, los Montes. Los aristocráticos Daniel Sánchez Bustamante, Armando de Urioste y Julio C. Patiño se adhirieron con una acción. Un total de 255 acciones fueron vendidas y con ese capital empezó la vida del Club de Tenis La Paz.

Había entre los socios empresarios de diferentes rubros, así como reconocidos intelectuales y creadores. También ingresaron personas como el ex presidente de Bolivia, Eliodoro Camacho, o el futuro héroe nacional Bernardino Bilbao Rioja. Nombres y apellidos de una de las más brillantes generaciones paceñas y bolivianas. El atento lector encontrará nombres y apellidos de especial historia en nuestra institución, la ciudad y el país. La primera directiva fue la siguiente:
Presidente Sr. Arturo Heskett
Vicepresidente Sr. Abel Soliz S.
Secretario Sr. Manuel Carrasco
Tesorero Sr. Carlos Guachalla
Capitán General Sr. Joel Jorgensen
Vocal Sr. Elard Daulsberg
Cuerpo de Consejeros Sr. Carlos Calvo Sr. José Mendieta Sr. José Villanueva Sr. Andrés Trepp Sr. Abel Soliz S. Sr. Emilio Villanueva Sr. Carlos Montes Sr. Ernesto García P.

RECUERDOS DE LA AVENIDA ARCE

La fundación del Club y la presencia de tan distinguidas familias pronto consolidaron a la institución como una de las más prestigiosas y privilegiadas de la ciudad. Durante los primeros años, las directivas se empeñaron en mejorar la infraestructura deportiva, los jardines, el edificio; así también preveían la importación adecuada desde Inglaterra de raquetas, de pelotas, de redes. Poco después también se compró una mesa de ping-pong. Alfonso Jáuregui tradujo el reglamento "The Lawn Tennis Pocket Diary" como guía para una correcta formación de tenistas. Por esos años, el Club tenía un capital autorizado de 60.000 bolivianos y un capital pagado de 56.000 bolivianos. El Club ya contaba con 280 socios y una creciente demanda, pero la asamblea de socios no deseaba aumentar a más de 300. Mientras, la mayoría de los miembros del cuerpo diplomático acreditado en Bolivia solicitaba ser "socio transeúnte" y otros llegaban gracias a las muchas relaciones que mantenía el Club con sus similares de los centros mineros, de otras ciudades del interior y también de otros países.

Muchas eran las copas que se disputaban, como la donada por el Prefecto de La Paz en 1926; las donadas por Heskett y su hija Betty; las donadas por: José Luís Palacios desde 1927, James Buchaman, Enrique Borda, Honorable Concejo Municipal, Ibañez Benavente, Corina de Zabala, Tovar y señora, Bueno, Legación Americana, Eriksson, Slazeng Limited (Londres), Guachalla, Fairweather, Lindberg, Guanabara, Club Lawn Tennis-Exposición de Lima.

Existían torneos para singles varones y damas, para dobles, para mixtos, para competencias nacionales e internacionales. Entre 1929 Y 1930, los campeonatos en el Club de Tenis La Paz eran reconocidos localmente, pero también en todo el país y en Perú, Chile, Brasil, Estados Unidos. En 1933, el presidente honorario era el propio Presidente de la República, don Daniel Salamanca y como consejeros estaban personalidades como José Luís Tejada Sorzano, William Pickwood y Carlos Víctor Aramayo. El directorio estaba encabezado desde 1927 (a 1943) por don Carlos Guachalla y entre otros tenemos a Jorge del Castillo, Julio Pizarro, Julio de Zabala, Genaro Reyes, Fred Samojé, Carlos Herrera, Enrique Gutiérrez, Juan Pinilla. Pickwood ayudó en 1938 a ampliar un inicial préstamo de Bs. 300.000 que había concedido la "The Antofagasta (Chili) and Bolivian Railway Co."; el nuevo crédito fue de Bs. 150.000.

Las actividades sociales estaban a cargo de un "Comité de Fiestas" formado por Lisímaco Gutiérrez, Ernesto García y Federico Eulert, personajes que también destacaron en la historia nacional en sus actividades profesionales. Hay memorias acerca de las "exitosas fiestas del Club.

Como era tradicional, el Club tenía a socios honorables como "inspectores de contabilidad”. Estos eran Humberto de la Serna y Julio Nardín. El contador era Martínez. Juan Granier fue otro inspector de contabilidad que logró un excelente equilibrio en las finanzas. Don Humberto de Rada fue inspector en 1934. También fueron directivos personalidades como Armando de Urioste, Carlos Sáenz, Carlos Canelas, A. D. Fairweather, Carlos Dorado Chopitea, A. F. Lindberg, Enrique Gutiérrez, Pablo Guillén, Juan Muñoz Reyes, Baltazar Rodo, Martín Gaines, Carlos Herrera, Roberto Pérez, J. Francisco Guachalla, Gastón Zamora. Rodo, junto a los otros socios Fernando Diez de Medina y Gil Coimbra, era parte de una generación de intelectuales de fama internacional. Gracias al periodista Eduardo Trigo O'Connor, pudimos confirmar que el ex Presidente Víctor Paz Estenssoro era socio durante esos años y notable jugador de tenis. Desde su refugio en Tarija, Paz Estenssoro recordó sus años mozos deportivos. Había llegado poco antes a La Paz y se alojaba en la casa de un tío en la actual esquina Fernando Guachalla y Avenida Arce. Desde ahí le era cómodo asistir cotidianamente al Club. "Me han hecho recuerdo de un tema que tenía olvidado”, afirmó, al mismo tiempo que por su prodigiosa memoria volvieron nombres como Pizarro, Dorado, José Romero Loza y el reconocido Carlos Guachalla. Sebastián Estenssoro compró las acciones originales 62 y 63 y Víctor Paz tuvo luego la acción 296. En el único documento archivado donde aparece su firma es en la carta de apoyo a las gestiones de Humberto de Rada en 1946, cuando Paz ya era famoso político y ex Ministro. A Víctor Paz lo volveremos a encontrar dos décadas más tarde cuando, como Presidente de la República, ayudó al Club en uno de sus desafíos más grandes.

Durante el inicio de la década de los 30, Julio de Zabala organizó exitosos campeonatos, pero además trabajó para crear una mística y disciplina deportiva. Ya no se trataba sólo de jugar por placer; el Club contaba con sus torneos para la escalerilla y comenzaba a preparar a campeones. Comenzaban a sobresalir Gastón Zamora, Isaac Gorostiaga, Julio Pizarro, L. E. Martínez, J.H. Sánchez Peña, Carlos y Francisco Guachalla, los esposos Moore, las señoritas Baxter y Foxley, la campeona Emma Ballón; las brasileñas Luisa y Lucila Bueno, Emma Montenegro, Miguel Céspedes, Mrs. Feeley. Una muchacha de Cochabamba, rebelde y autonomista, no jugaba todavía en el Club, pero luego se relacionaría con él. Maritza Cuadros era en 1932 una de las mujeres bolivianas que se adhería a la práctica traída por los ingleses a pesar de los convencionalismos de la época que pretendían limitar los ejercicios físicos de las damas.

Algunos documentos del inicio de la década de los treinta nos recuerdan aquel espíritu que hizo grande al Club. "El mayor deseo del Directorio es que nuestros socios jóvenes se dediquen con todo entusiasmo a superar constantemente su propio juego cuidando de su estilo, pues antes que violento y de fuerza, el tenis es un juego armonioso y los golpes deben ser ejecutados en forma elegante y precisa, de manera que el espectáculo sea agradable al público y que éste aplauda, no solamente los puntos ganados sino la corrección del estilo y la belleza de los movimientos”. En el Club se jugaron varios torneos, aunque los más disputados eran la "Copa Club Lawn Tenis" de la "Exposición Lima”, donde se destacaban Granier y Joyce; o la "Copa Carlos Guachalla'; donde ya era veterano consagrado el jugador y socio Luís Emilio Martínez. Otras eran la "Copa Tiahuanacu" que el Club envío para ser disputada en Lima; o la "Copa Brasil':

El estallido de la Guerra del Chaco (1932- 1935) fue un grave desafío para la institución. Muchos tenistas partieron al frente de batalla, varios campeonatos tuvieron que ser suspendidos, otros socios no tenían posibilidad de cancelar sus cuotas y los contadores tenían que hacer ajustes para equilibrar las finanzas. Luís López, quien atendía la cantina, tuvo que enrolarse y al poco tiempo fue tomado prisionero por los paraguayos. La directiva del Club decidió apoyarlo enviándole vituallas y víveres. Los pocos torneos realizados fueron destinados a la "Cruz de Acero”, insignia que se iba a colocar a todos los combatientes. Las recaudaciones por diversas actividades sociales fueron entregadas a la Cruz Roja Boliviana y a la Asociación Femenina. El 30 de julio de 1933, la directiva organizó una "kermesse" en beneficio de esas instituciones y de los hospitales militares. Las señoras se encargaron de atender en los kioskos y sortear rifas; y los varones organizaron partidos de tenis, juegos de gymkhana, carreras de caballo de madera, cornish, bankers. El Centro de Propaganda y Defensa Nacional felicitó al Club de Tenis La Paz por esa actividad. El Coronel David Toro era uno de los nuevos socios honorarios, no sólo por su "brillante actuación frente al enemigo”, sino como propulsor del deporte. Sin descuidar sus deberes con la Patria, la directiva había mantenido las mínimas actividades deportivas y las ofertas a los socios. Por ello, nuevas familias solicitaron su ingreso: Julio Alborta, Becker, Alberto Gutiérrez Guerra, Meno Schmid, y los visitantes Style, ChilIock, Foss, Fossati, Geddes,Stephen. Eduardo Arauco Paz fue uno de los primeros en reemplazar a su padre socio fundador Julio Arauco Prado y tronco de otra de las familias tradicionales en el Club. Las listas de socios cambiaban por la partida de los ingleses y de otros extranjeros; poco a poco el Club quedaba en manos de bolivianos y de las familias que dirigieron e hicieron historia en el Club.

Muchos tenistas solicitaban jugar en una de sus seis canchas y numerosos paceños y paceñas acudían a sus dancings y fiestas. Los jardines albergaban a decenas de chiquillos, mamás y jovencitos. Por ello, en 1936, la directiva presidida por Carlos Guachalla determinó que se hacía necesario agrandar las dimensiones del edificio principal, para dotarlo de amplios comedores y otras salas de entretenimiento. Joven pero ya famoso profesional, el ingeniero arquitecto Alfredo Sáenz García, paceño y socio del Club, fue seleccionado para proyectar la construcción. El recuerda que se propuso construir un segundo piso, "manteniendo los muros periféricos del antiguo edificio, que eran de adobe, pero reforzándolos con columnas de hormigón armado (fierro, cemento, arena, cascajo y agua) y construyendo sobre ellos una losa (piso) de ese mismo material”. La altura de los muros era de 5,70 metros y para tener acceso al segundo piso era necesario construir una larga escalera, que si se diseñaba en los tramos convencionales ocuparía mucho espacio.”Por esa razón proyecté una escalera helicoidal, de dos vueltas, de 1.30 metros de ancho, sin apoyos intermedios, construida en hormigón armado y empalmada a la losa del segundo piso”. Una vez más, la visión paceñista y ambiciosa de los socios del Club permitió que la obra no sólo fuese en beneficio de ellos, sino como un aporte al embellecimiento del barrio y de La Paz. Así se construyeron los hermosos comedores, con sus respectivos anexos, el gran hall con una preciosa chimenea y otras salas de entretenimiento.
Al principio, Sáenz empleó al personal de su propia organización, pues en 1938 no existían importantes empresas constructoras. Todo el trabajo fue controlado y pronto estuvo la obra concluida. La directiva invitó a una gran recepción social. Caballeros y damas de la ciudad no quisieron perderse el acontecimiento. En un momento dado, recuerdan los participantes, había gran cantidad de personas en la escalera para divisar al gran hall. Guachalla tuvo temor de una catástrofe. Pero Sáenz estaba seguro. Su escalera duró más de 30 años, incluso cuando ya el Club fue trasladado y en aquel antiguo edificio funcionaron otras instituciones. Sólo la pala mecánica que arrasó con todo para construir el entonces Hotel Sheraton, hoy Real Plaza, terminó con esa sólida estructura.

El Club contaba con sus competentes canchas de tenis y un frontón; su original edificio para las actividades sociales junto a salones, comedores, guardarropía, el bar, el salón de juegos y la inolvidable orquesta para animar las fiestas; y sus siempre cuidados parques y rincones para el juego de los niños. También se proyectó esa época una moderna piscina y un gimnasio. El Club adquirió un aparato para escuchar discos, como hacían los restaurantes de Estados Unidos. Los hermanos Martínez, de una de las familias más ligadas al Club, se hicieron famosos como bailarines y ya no sólo como deportistas. Aprovechando que la sede quedaba cerca de las oficinas y de los hogares de la mayoría de los socios, muchos iban al mediodía a comer salteñas y a escuchar música. Uno de los más antiguos, Emilio Klein, recuerda cómo él y sus amigos escuchaban al pianista "Chapi Luna”, uno de los personajes que más llenó de anécdotas a la ciudad. A su alrededor se forjó el grupo "Danger”, fraternidad que dio ejemplo para la aparición de otras. Destacaba por las fiestas que daba en el Club. El es otro de los socios que recuerda maravillado la escalera helicoidal y cómo las primorosas danzantes se quedaban al borde de sus pasamanos para admirar su estructura mientras descansaban de los bailes. Entre las muchas actividades sociales, seleccionamos la del Carnaval de 1939 que nos refleja su forma de festejar cada fiesta. El 19 de febrero de ese año hubo un "cocktail danzant”, almuerzo y matiné bailable. El martes de carnaval fue agasajado con cerveza, almuerzo criollo y orquesta. A las 22, el baile de fantasía y etiqueta. El sábado 25, menú de gala. Durante toda la semana amenizó la Jazz Smart del Maestro Serrano y el jolgorio duró hasta la madrugada. Un antiguo menú muestra el refinado gusto de los socios, y también su apego a la comida criolla, que siempre se disfrutó en el Club. -Congrio frito con salsa criolla -Pavo trufado con puré de manzanas -Langosta a la americana -Plato paceño -Lechón al horno; Platillos que podían acompañarse con exquisitos postres como el Helado de Almendras; la torta vienesa "Sacher"; además, los comensales podían saborear vinos procedentes de Chile, del Rin, cerveza inglesa Bull Dog, Pilsener nacional, Imperial Wetzel, Drago, Andina, Ginger Ale Cayacayani, Champagne Pomery y otros más.

En esos años, el control de ingreso a la sede y a las canchas era estricto y todos los socios y sus familiares o dependientes debían portar sus carnets. Había un reglamento para el uso de las canchas, el cual se cumplía disciplinadamente. Así también se tenían claras normativas para participar en la escalerilla. "Cualquier jugador no clasificado podrá solicitar a la Comisión de Juegos su clasificación y ocupará el último puesto que a criterio de la Comisión le corresponda”.

Sin embargo, no habían pasado cuatro años de la ampliación del edificio, cuando la Alcaldía Municipal anunció el ensanchamiento de la nueva calle Capitán Ravelo, con lo cual quedaban afectadas las canchas 3 y 4, al borde este del Club. Desde esa fecha, 1940, las directivas y los socios intentaron encontrar alguna salida. Era un contrasentido que la infraestructura se achique mientras la ciudad crecía y siempre existían muchas personas con deseos de participar en la institución. Después de 1943, cuando Carlos Guachalla dejó de ser Presidente de los socios accionistas, pasaron algunas directivas temporales, que el Club no registra como oficiales. En 1944, el Presidente del Directorio, Guillermo Zalles Iturralde, propuso trasladar al Club y la moción fue inicialmente aceptada. Junto con otros miembros de su gestión se dedicó a buscar alternativas. Unos inspeccionaron ofertas en Tembladerani, en Obrajes, en Sopocachi Bajo ¬¬–donde todavía había una propiedad de cuatro hectáreas con frente a la Av. Ecuador– y otros en barrios más o menos cercanos a la sede central. Un terreno en Sopocachi Alto, de 20 hectáreas, parecía el más apropiado. Sin embargo, recuerda Zalles, se enteraron que uno de los socios iba a recibir una comisión por la compra. De esa forma la adquisición quedó descartada para evitar cualquier negocio poco claro. Finalmente, se vio por conveniente comprar la hacienda "Totoral" en los límites de la ciudad, en el Cantón Obrajes, Zona "La Florida" que había pertenecido a Julio C. Patiño, dueño de casi todo Calacoto, y que fue ofertada por Hugo Zalles Soto, primo hermano del padre de Guillermo y ya segunda generación de españoles vascos que habían emigrado al país. Muchos de esos terrenos fueron loteados esa época y, recuerda Sánchez Peña, él fue el encargado de contactar al intermediario e iniciar las primeras gestiones. El precio era altísimo: Bs. 2.764.000 por los más de 60.000 metros cuadrados, pagaderos en dos años, (que luego se extendieron a seis). El Club ingresó a una etapa de transición llena de vicisitudes, en la cual se iban a poner a prueba las virtudes de sus socios: inversión en La Paz, visión de futuro, audacia empresarial y trabajo en beneficio de la colectividad. Un largo camino quedaba por recorrer.

NUEVAS ETAPAS EN LA HISTORIA DEL CLUB

El período de Guillermo Zalles duró un año. Lo sucedió Humberto de Rada, otro de los patricios del Club y con una actuación tan brillante como la gestión de tres lustros de Carlos Guachalla. El 3 de septiembre, el 3 y 13 de octubre de 1945 los socios realizaron Juntas Generales Extraordinarias y apoyaron la adquisición de los terrenos de "La Florida" con destino a la nueva sede social y deportiva del Club, para cuya realización fue necesario también aprobar un mayor aumento de capital con nueva emisión de acciones y la consiguiente modificación de los estatutos. Era imprescindible una cuota extraordinaria, la cual quedó fijada en 6.000 bolivianos.

En algún momento se pensó inclusive en crear un "Country Club”, pero pronto el nombre fue desechado y se mantuvo el original, que ya era patrimonio paceño, y a la vez la idea de tener al tenis como actividad principal. De Rada se propuso hacer del Club de Tenis La Paz “la primera institución social y deportiva del país”. El desafío era enorme, pero con aquellas mismas cualidades de los pioneros: visión y audacia, logró llegar a su objetivo. El contexto nacional no era el más favorable. Quizá todo lo contrario. Los acontecimientos políticos y sociales aconsejaban cautela y pocas inversiones. El mundo acababa de salir de la Segunda Guerra Mundial, y no sólo las ciudades y naciones enteras estaban destruidas, sino también los valores, las ideas, las esperanzas. La humanidad había aprendido su capacidad de autodestrucción y en todas partes las justas deportivas, aún las propias Olimpiadas, habían sido postergadas indefinidamente. Durante esos años, nuevas oleadas de inmigrantes habían llegado a las costas americanas. No faltaron los que consiguieron una visa para Bolivia y continuaron el viaje, por el tren o por los mismos caminos que otros habían recorrido al inicio del siglo. Ya no eran empleados, gerentes o capitalistas que llegaban a aumentar sus ganancias al continente. Eran fugitivos de las persecuciones políticas, raciales o económicas. Muchos, que también luego ingresaron al Club y fueron o son famosos industriales o creadores de tradicionales empresas, traían consigo únicamente sus capacidades culturales y de trabajo. Bolivia había tenido dolorosas experiencias durante la Guerra. Las ventas a bajos precios del estaño –el gran mineral estratégico de la época– no le habían servido para el despegue económico y la sustitución de importaciones que lograban naciones vecinas. Ni para asegurar sus relaciones políticas y diplomáticas con los países llamados "aliados" a la cabeza de Estados Unidos. Por el contrario, aumentó el desempleo y estallaron conflictos sociales en los centros mineros, en las haciendas y comunidades rurales y en ciudades.

El antiguo socio Víctor Paz era parte de un gobierno considerado nazi, pero que a la vez había permitido las primeras organizaciones obreras y un Congreso Indigenal. Era época de partos dolorosos y sangrientos. La prensa de esos días muestra un panorama muy diferente a los artículos de bonanza de los años 20. Había temor entre los inversionistas, entre los banqueros, entre los industriales, entre los jugadores de tenis. Los tres años del gobierno de Gualberto Villarroel sembraron las señales que habrían de culminar en Abril de 1952. Época de profundas convulsiones en que La Paz era la ciudad que más sentía en sus entrañas aquella agonía. Era el otro rostro de ser sede del gobierno y centralizar el poder. Parecía agotado un modelo económico y social. Nada estaba seguro. Por ello es que la decisión y firmeza de Humberto de Rada y de quienes lo acompañaron es aún más notable. Por eso también, varios socios se asustaron y trataron de hacer juicios a los directivos para impedir la venta del viejo local y los compromisos con nuevos créditos. Por eso también, algunos de los directivos debieron hipotecar sus propias firmas industriales, comerciales o de servicios para garantizar el éxito de la empresa común. Carlos Guachalla, con el prestigio moral que tenía dentro del Club, encabezó una lista de 165 accionistas que con su propia rúbrica y ante notario público el 15 de enero de 1946 respaldaron las decisiones de las Juntas Extraordinarias. "Los que suscriben, fundadores del Club y poseedores de las primitivas acciones emitidas antes de ningún aumento del capital social de la Institución, consideramos de nuestro deber dejar establecida, mediante la presente comunicación, nuestra aprobación y nuestra posición de franco apoyo al Directorio del Club, dignamente presidido por Ud., en las gestiones que ha realizado para la adquisición de los terrenos en la región de La Florida”. Anunciaron su aprobación de nuevos estatutos "entendiendo como entendemos que tales decisiones expresan y representan la auténtica voluntad de los asociados y dueños del Club y significan, por otra parte, un paso decisivamente progresista y de trascendencia para el futuro de nuestro Club, cuya misión altamente deportiva y social, debemos alentarla todos los socios sin ninguna mira subalterna o egoísta". Firmaban casi todos los fundadores - entre ellos los más antiguos como Guachalla y Daulsberg -, otros ya de gran prestigio dentro de la institución como Isaac Gorostiaga, nuevos como Nicola Linale y Eric Bauer, Rodolfo López del Solar, Vicente Mendoza López, David Alvéstegui, John Keenan, los hermanos Elsner, o el General Julio de la Vega, que había sido autoridad nacional durante el gobierno de Enrique Peñaranda. Entre tanto, no se descuidó la formación de los tenistas y vale la pena recordar una crónica de la antigua "La Razón" del 22 de abril de 1946, que registra un torneo cuyo trofeo había sido donado por el director de aquel periódico, Guillermo Vea Murgía. Gastón Zamora se clasificó en el primer puesto del Campeonato. Ganó a Isaac Camacho; el juez era Jacobo Waisman. "El juego era parejo y de gran vitalidad; la mejor parte correspondió a Zamora que consiguió ininterrumpidamente 4 games conquistando así el primer set 8-6”. Los campeonatos de septiembre estuvieron destinados a recaudar fondos "para las víctimas de julio”, en alusión a las muchas muertes, empezando por el trágico colgamiento del propio Villarroel, el 21 de julio de aquel fatídico año. No era fácil emprender nuevas actividades e iniciativas deportivas. Sin embargo, todas las gestiones continuaron. De Rada enfrentó en el día a día, a los opositores, al proceso que le habían iniciado y a la vez a la creciente inflación que aumentaba las dificultades.

En 1948, se programó festejar el IV Centenario de La Paz. Era Alcalde Luís Nardín Rivas, y flamante Presidente del Club (1947-1950), y era Presidente del Consejo Municipal Hugo Ernst Rivera, accionista fundador. La nueva directiva continuó con el proyecto del traslado y de la línea marcada por Guachalla, Zalles y de Rada. Junto a otras instituciones como el Sucre Tenis Club, el Club The Strongest y el Club "Macabi" y la propia Federación de Tenis, el Club de Tenis La Paz preparó el campeonato sudamericano. En ese momento también existía el Ferrarica Tenis Club, creado en 1945 por los empleados del Ferrocarril Arica-La Paz y el ya veinteañero Club de Tenis Ferroviario. El binomio Gastón Zamora-Isaac Gorostiaga ganó "en brillante victoria" al de Faconti-Cerda y de esa manera consiguió la representación local para el encuentro internacional, tal como registra "La Razón" el 5 de julio de 1948. Por diferentes motivos no llegaron otros tenistas profesionales invitados por el Club de Tenis La Paz. Sin embargo, tuvo lugar el encuentro internacional de tenis Copa Mitre y gran concurrencia de aficionados asistió a los partidos. Aparte, el Club organizó la Copa Francia y participó en la Copa Alcalde de La Paz, inscribiendo a seis jugadores y pagando Bs.50 por cada una de sus fichas y también algunos socios estuvieron en el torneo de dobles organizado por el Sucre Tenis con la inscripción de 42 jugadores.
La Paz intentó olvidar durante esas jornadas la crisis política. El festejo fue probablemente la última gran ocasión en la cual La Paz se engalanó con todo aquel estilo que había empezado con el siglo y que había tenido su apogeo en los años de fundación del Club. Muchos de los inmigrantes que se habían quedado sacaron felicitaciones a la población que los acogió y que ahora disfrutaba de sus servicios a través de compañías como la Casa Kavlin, Giovanni de Col, Bickenbach, Reyes Calvo, Benigno Olguín, Schwarsenberger, los Forno y los Soligno, la Compañía de Tabacos ClTSA. De acuerdo a las crónicas de la época, la sociedad paceña practicaba como deportes el atletismo, el tenis, el fútbol, el basket, el esquí, el voley-ball, el golf, el box, el ajedrez, el automovilismo a la cabeza del inolvidable Hemmo Orihuela y la equitación. Acababa de fundarse el Joquey Club. Un libro publicado ese año como homenaje al IV Centenario dice: "Entre las instituciones que resaltan con sus propias y modernas edificaciones se distingue el Club de Tenis La Paz”.

Las dificultades políticas influyeron en la economía, no cabe duda. Así lo refleja un boletín de la directiva donde informa que varios socios no podían pagar puntualmente sus obligaciones. El mismo obstáculo se padeció toda la etapa conocida en la historia nacional como "el sexenio”. Graves crisis políticas y sociales y una creciente inflación. "Antes 12 pelotas costaban Bs. 20.000; hoy cuestan 75.000”, afirmaba el tesorero en 1950, entre otros 30 detalles que mostraban la caótica situación. La convulsión afectó también las prácticas deportivas. Por motivos poco claros fueron disueltas la Federación y la Asociación de Tenis a nivel Nacional. Eso afectó el desarrollo del deporte blanco en todo el país, explicaba entonces la Capitanía General del Club. Algunas legendarias figuras dejaron la raqueta para tomar el fusil. Uno de los casos más famosos es el de Lidia Gueiler, cochabambina, que jugaba tenis desde joven y que en alguna época fue compañera de juego de Carlos Reyes. Era famosa por sus ojos verdes, por haberse atrevido a casarse con un paraguayo poco después de la Guerra del Chaco, pero sobre todo por sus piernas ¡Qué piernas! recuerdan sus contrincantes. Pues bien, la bella encabezó esos mismos años grupos de mujeres conocidas como "barzolas”
Fue una de las pioneras en presentar recursos de habeas corpus para salvar a sus camaradas y más tarde estuvo en las calles durante la insurrección popular. Fue una de las primeras mujeres congresistas. Muchos años después llegó a la Presidencia de la República, pero recordó en nuestra entrevista sus épocas de tenista como los años más alegres de su vida. El Club la reconoció como socia emérita en 1984. A pesar de los contextos desfavorables, el Club intentó siempre mantener sus actividades. Sin duda alguna, desde sus inicios los festejos eran parte de su fama. Mucho más en los aniversarios del Club. Durante esos años todavía la fecha recordada era el 25 de octubre, es decir, en plena primavera paceña.

Las directivas organizaban diferentes campeonatos como el “Torneo Nocturno relámpago, trofeo especial dobles de caballeros con handicap libre para socios del Club"; torneo abierto de singles damas con jugadoras residentes en La Paz o transeúntes; torneo mixtos dobles, torneos para la "vieja guardia”, además de las muchas disputas de singles.

En 1945, poco después de la aprobación de la compra del terreno en "La Florida” se organizó para las 13:00 del domingo 25 de octubre una Caravana de Automóviles hasta el nuevo local y ahí se realizó un almuerzo campestre y horas más tarde la bendición del lugar a cargo del Arzobispo de La Paz y colocación de la piedra fundamental. Se invitó a todas las autoridades del gobierno de Villarroel, inclusive Hernán Siles Zuazo, quien aparece en una foto en la sede del Club y que luego también sería socio. Acudieron el prefecto, el alcalde, y otros empresarios.

También se proyectaban funciones cinematográficas con películas deportivas en la sede del Club. Cada directiva se esforzaba por mantener ese espíritu de confraternizar con la familia, con los amigos, con los rivales y ofrecía originales propuestas para las celebraciones.

LAS BODAS DE PLATA

¿Qué mejor ocasión para culminar esos festejos que los primeros 25 años del Club?

En 1950 se cumplían las “Bodas de Plata” y aún muchos de los pioneros estaban vivos y jugaban el deporte. Un informe interno señala que, pese a la crisis económica general, el Club había logrado consolidar el valor de sus propiedades saneadas en unos 37 millones de bolivianos. Las “Bodas de Plata” fueron conmemoradas también en la primavera.
Presidente Honorario Carlos Guachalla
Consejeros Humberto de Rada, Ernesto Aeschbacher, Eduardo Zbinden
Presidente Luis Nardín
Vicepresidente Carlos Aguirre

Además funcionaba una Comisión para la Construcción “La Florida” conformada por el propio Nardín, Jorge Rodríguez Balanza, Mario Soliz y Nicola Linale. Hugo Langer era el gerente, puesto que ocupó dos décadas. Muchos documentos y testimonios destacan el trabajo de Langer, su dedicación y capacidad.

El programa era amplísimo:
Campeonato internacional organizado por el Club de Tenis La Paz el 25 de noviembre, con la asistencia de campeones tenistas de Chile, Perú y Paraguay. El Lawn Tenis de Chile compitió con Luís Ayala y Carlos Sanhuesa. La Asociación Peruana de Lawn Tenis envió al número dos Jorge Morales. Por su parte, el Lawn Tenis Paraguay confirmó la presencia de Mario Chili y José Carlos Mariti. Además, se logró la presencia del campeón sudamericano Ricardo Balbiers. El campeonato internacional se denominó “Saga Bay Mini Grand Prix” y los trofeos eran: la Copa General de San Martín donada por el embajador Manuel de Zumarán, el ofrecido por el Ministro de Economía Nacional y otro donado por Luís Nardín Rivas.
Ese mismo año se terminó el primer contrato con el entrenador chileno Pilo Faconti, que había preparado por seis años a los nuevos campeones bolivianos. También se realizaron campeonatos internos como el singles caballeros de primera categoría para el trofeo donado por Humberto de Rada; el dobles de la "guardia vieja"; el campeonato de segunda categoría apoyado por la Asociación Departamental de Tenis; otro fue el Mixto Nocturno auspiciado por el C.T.L.P. Asimismo, se organizaron torneos infantiles. En 1950, en mayo, se jugó también el Torneo de Tenis Julián Alvarado organizado por la Capitanía, del Club Ferroviario, que entonces tenía su secretaría en la calle Bolívar Nº 610. Alvarado sería otro de los nombres históricos para el Club de Tenis La Paz.
La popularidad que tenía el “deporte blanco” llegó al Colegio San Calixto que ese año envió a los ganadores del torneo interno hasta Río de Janeiro, donde cumplieron destacada actuación. Tanto, jugadores del Club Ferroviario, como del San Calixto (Infantiles) participaron "en los courts de la Avenida Arce de propiedad del Club de Tenis La Paz" informó "El Diario”. La dupleta Faconti-Martínez ganó el torneo. Los legendarios jugadores del Club, como Zamora, Martínez, Gorostiaga y también Faconti y Cerda, participaron del caballerosamente en los festejos del "Sucre Tenis Club" fundado el 18 de Junio de 1923. Ahí el señor Moisés Pacheco, en representación de la fábrica de artículos de deportes "Slazengers” de Inglaterra, proyectó una cinta con escenas tenistas de la actualidad mundial. Los jugadores bolivianos adquirían cada vez más roce internacional y salían a competir con sus similares latinoamericanos. El domingo 22 de octubre de 1950 se invitó a los socios a participar en un "día de campo" en el nuevo local. Los pocos que tenían automóviles compartían su transporte con los que no lo tenían. De alguna manera, muchos llegaron a compartir el festejo.
A las 20:30 del lunes 23 se realizó la verbena para los socios "con fuegos artificiales, danzas folklóricas por grupo de señoritas y jóvenes y juegos populares”.
El miércoles 25 se cumplió la sesión de honor con asistencia de todos los socios fundadores y una recepción de gala ofrecida por el Directorio a los socios y a sus familiares.
El sábado 28 hubo un almuerzo como homenaje a las "Bodas de Plata" con la asistencia del Presidente de la República, Mamerto Urriolagoitia, autoridades nacionales, cuerpo diplomático y socios acompañados de sus cónyuges. En la noche fue el gran baile de etiqueta; el valor de la entrada era de Bs. 100. No deja de ser simpático recordar algunos detalles de la ocasión como el menú: Crema de Champignons, Pescado del Lago con Salsa de Alcaparras, Suprema de Pavo, Desaute Glace, café, champagne, licores, cigarros. Para los sobrevivientes de la jarana se organizó para el día siguiente "una exquisita parrillada criolla para los socios del sexo fuerte” Circuló una convocatoria con el tono de broma que caracterizaba a la "guardia vieja" y que heredaron los miembros de grupos actuales como los del “Jurassik Parck”.
"Itinerario"
10:00 Concentración de la chusma en el local de la Av. Arce Los de a pie: colad en los vehículos Los de vehículos: paciencia con el paracaidismo
10:30 Se cortan las huinchas y.... partieron
11:00 Os encontráis en vuestra casa de "La Florida" Bienvenidos todos Y a la voz de "ahura" se da comienzo

También se realizaron actividades culturales con artistas como Carmen Bravo, María Teresa Lunford, y Alfonso Gonzáles de la Fraternidad Caribes.

Las oficinas del telégrafo recibieron mensajes de felicitación de los diferentes clubes de tenis del país, de personas particulares y de otras asociaciones. Al mismo tiempo, la directiva organizó las tareas inmediatas para la construcción de las nuevas canchas y de los nuevos edificios para usar cuanto antes la propiedad de "La Florida”.

LOS AÑOS 60

Al inicio de la década de los años 60, Bolivia era un país totalmente diferente al de los años 20. Las estructuras socio económicas habían cambiado y el Estado reemplazó a las grandes empresas, como generador de empleos y como productor de bienes y servicios. Aunque con mayor justicia social, la economía no lograba su pleno desarrollo y muchos de los centros mineros, ciudades como Oruro, vivieron etapas de decadencia, además que el encanto y estilo de los antiguos dueños y gerentes habían desaparecido. Nuevos actores sociales aparecían en el horizonte. Como siempre, los acontecimientos externos no dejaron de influir en las actividades del Club de Tenis La Paz. Sin embargo, la institución estaba ya consolidada como la mejor oferta deportiva de la ciudad y con un sólido patrimonio. Atrás quedaban los fantasmas de deudas del inicio de los 50. Además, La Paz haba continuado con sus actividades económicas y comerciales.
Muchos barrios crecían al impulso de esa situación y también se dio una importante migración interna. Casi sin notario, la sede de "La Florida" quedó en plena ciudad y muchos de los accionistas poblaron los nuevos lotes que se vendan en la zona sur. No encontramos un estudio completo que detalle cómo se dio ese "boom, consolidado en los últimos 25 años, pero lo cierto es que la fisonomía paceña había cambiado notoriamente desde el inicio de la compra de los terrenos en "La Florida" hasta la mitad de la intensa década de los sesenta. El nuevo Presidente de la República, originario de Cochabamba, General René Barrientos Ortuño solicitó su ingreso, a la institución, aunque no frecuentó sus instalaciones tanto como otros mandatarios. Incluso cuentan una anécdota cuando uno de los empleados del Club, Morató, estricto en el cumplimiento del acceso a la sede, no lo dejó pasar porque no tenía carnet de socio, aún cuando era el mismísimo Presidente de la República. La familia de su aliado más importante, General Alfredo Ovando, también era accionista y participaba en las actividades deportivas. El mandato de Barrientos-Ovando trajo otros cambios políticos y sociales en el país, a pesar que el modelo económico básicamente siguió el iniciado en 1952. La inflación estaba controlada y nuevos grupos empresariales se forjaban en La Paz, a la vez que ya se proyectaba el surgimiento de las otras regiones y la formación de un eje central junto a Cochabamba y Santa Cruz.

Socios que fueron notables en esta poca partieron años más tarde hacia Santa Cruz y ahí continúan como jugadores de tenis y como padres de nuevos deportistas. Por ejemplo, la familia Zbinden, o la familia Estenssoro, o la familia Sotelo. La infraestructura había mejorado notablemente. En 1964 se adquirió la mesa del “snooker”, se logró iluminar las canchas, se terminó el segundo cuerpo de graderías para la cancha principal, se remodeló la antigua sala de ping-pong, se terminó la playa de parqueo, se pusieron los postes ornamentales en el sector de la piscina y se compraron modernas sombrillas, más de 60 para atender a los muchos entusiastas de la época veraniega. En esos años, el chúcaro río todavía ocasionó algunos problemas, pero las arboledas sembradas por las sucesivas directivas del Club ayudaron a controlarlo. Era otra forma de aportar al paisaje paceño. También se realizaron bingos y algunas otras diversiones.

Las fiestas de Año Nuevo quedaron consagradas como celebraciones tradicionales de los socios y cada directiva se esforzó por dar algún aporte. El Club tenía sus propias actividades y cada vez nuevos interesados querían comprar una acción. Nuevos nombres marcaban época y, como sus antecesores, destacaban tanto en sus actividades privadas como dentro de la institución. Uno de los accionistas que más tiempo estuvo en el Club fue Fenelón Reyes Laguna. En las diferentes entrevistas los socios eméritos lo recuerdan como un deportista de honor “como era antes”, un compañero alegre y entusiasta, un profesional correcto y una persona con un espíritu juvenil envidiable. El fue el fundador del grupo Jurassik Park. Entre las listas de los socios ms antiguos tenemos otros nombres que se habían afiliado en los años 40, 50 o cuando el Club se trasladó a La Florida, como los hermanos Ackermann, René Ascarrunz, Guillermo Bilbao La Vieja, Guillermo Canedo, Ramiro Cisneros, Alberto Crespo Gutiérrez, Fritz Csapeck, Miguel Estenssoro, los hermanos Freudenthal, Wálter Guevara Arcetambién futuro Presidente de la República y padre de una familia tradicional de socios del Club, Gutiérrez Granier, Carlos Johnson, Elsa Fraus de Pinilla, Wálter Montenegro, Fadrique Muñoz Reyes, Luís Navarro Tesanos, Alfonso Quiroga Santa Cruz, Numma Romero del Carpio, los hermanos Taborga Baptista, Cesáreo Zalles, Humberto Postigo, Federico Nielsen Reyes, Roberto Muñoz Pacheco, José Pinto, Arturo Prudencio, Jaime Prudencio, los hermanos Soruco, Elsa Sandval de Espinoza, Guillermo Terrazas, Juan Tudela, Julio Vacaflor, Alex Valdivia, Waldo Valle, Pastor Vargas, Luís Gabino, Raúl Vargas, Luís Viaña, José Villarroel, Wálter Zambrana, Julio Zuazo Cuenca, José Rojas, Jorge Rodríguez, Hernán Ponce de León.

En 1964, el Club perdió a su principal patricio pues el 15 de julio murió Carlos Guachalla, Presidente Honorario Vitalicio. El había representado con gran categoría a la generación que formó la primera comisión y luego fundó el Club. Por otro lado la década de los sesenta, heredera de la anterior y semillero de la de los años 70, conjuncionó la etapa de mayor fama internacional de los tenistas bolivianos y particularmente de los jugadores formados en las canchas de La Florida. De 17 campeonatos interclubes organizados en Bolivia durante 1959, 15 los había ganado el Club de Tenis la Paz. Aún se tenía la memoria de los de la primera generación como Luís Emilio Martínez, Julio Pizarro, Gastón Zamora. lsaac Gorostiaga murió en 1967 y por él se declaró duelo del 16 al 31 de mayo. El domingo 2 de Julio se colocó la placa que perpetuara su nombre en la Cancha de Campeones. El mismo día se realizó un cocktail y entrega de presentes a Ramiro Benavides por su actuación en Sucre al obtener los trofeos "La Exposición" y "Las Terrazas”. Justamente Benavides reciba la posta y habría de convertirse en otra figura legendaria del tenis boliviano, mucho más cuando logró triunfos o excelentes actuaciones en el exterior como en E.E.U.U., Perú, Argentina.

La segunda generación estaba formada por Carlos Reyes, Mario Martínez Villanueva, Gonzalo Zapata, Carlos Ballivián, Hugo Garrón, Edgar Aramayo, Raúl Argandoña, Víctor Araujo, Jorge Prado, Armando Estrada. En los años sesenta comenzaba a perfilarse una tercera generación con Raúl y Eduardo Gorostiaga, Gerardo Sarmiento, Luis Zamora, Javier Valle, Willy Paz, Marcelo de la Serena, Eduardo, Luís y Cecilia Zbinden, Cecilia Reyes, Ronald y Juan Carlos Inchauste, Carlos Blanco, Raúl Espinoza, Carlos Taborga, Ricardo Bilbao, Juan Javier Estenssoro, Freddy, Mario y Gloria Oporto, Vivan Reynolds, Mara Esther Cárdenas, Esteban Jovornic, René Andrés, los entonces Infantiles Alex y Karen Salesky. Una etapa especialmente recordada por los periodistas deportivos y que queda plasmada en las páginas de los periódicos locales y también en la información que despachaban las agencias internacionales. Willy Paz logró triunfar en canchas de Estados Unidos de América. Fue Campeón Nacional en Juveniles y Senior de 1969 y Subcampeón junto a Javier Valle del sudamericano en dobles de 1969. Según publicaciones periodísticas, Willy era considerado como la primera raqueta de su colegio y el crédito de Bolivia. Algunos titulares de Texas lo califican como "el deportista americano que honra a su país Bolivia”, recuerda una de las revistas del Club. Benavides y Gorostiaga realizaron giras por el exterior desde los primeros años de la década y eran tan populares en los suplementos deportivos y en el público como sólo lograban los jugadores de fútbol.
Eduardo "Pacho" Gorostiaga jugaba en Estados Unidos y en 1963 la prensa lo consideraba un jugador a la altura del chileno Cornejo o del brasileño Koch. Otros nombres que aparecían en los titulares de la prensa deportiva interna eran los de Gabriel Silva, Antonio Benavides, Policarpo Escóbar, Fernando Aguirre, Humberto de Rada l., Germán Forgues, Alfonso Arana. Sergio Prudencio fue Campeón Sudamericano en Dobles. Otros juveniles que también impusieron su buen juego en la cancha fueron los hermanos Mauricio y Rodrigo Navarro Banzer, Rudy Araujo, Gonzalo Taborga, Gerardo Canelas, Jorge Saravia, los hermanos Duchén. Una pléyade de jugadores de categorías competitivas; una experiencia que no volvió a ser tan amplia y cualificada en otras etapas del Club. De todos ellos, la gran figura que se formó esos años fue Mario Martínez hijo, entonces en la categoría infantil. Más tarde fue el tenista boliviano que más lejos llegó en el rating internacional; aunque sin ayuda estatal consiguió participar en grandes torneos en el exterior de Bolivia. Una lesión habría de truncar su gran carrera, heredera de una notable familia de tenistas bolivianos en el Siglo XX. Eduardo Zbinden Gacón, Alfredo Peláez, José Camacho y el propio Humberto de Rada y Mario Soliz B. asumieron la responsabilidad de mantener el prestigio C.T.L.P. y la vanguardia deportiva en material de tenis. Los apoyaron en diferentes directivas Carlos Prado, Claudio Pinilla, Humberto de la Serna, Curt von Gartzen, Roberto Muñoz Pacheco, Gilberto Bilbao la Vieja, Carlos Reyes, Wálter Jorgenssen, René Anders y Alfredo Oporto, patriarca de otra familia de tenistas formados en el Club. Otros socios que ayudaban en las directivas fueron Waldo Valle, José Camacho Toro, Gustavo de Rada, Humberto Rocabado.

El Club mantenía su estructura organizativa, aunque se crearon más comisiones de acuerdo a las necesidades como las nuevas construcciones o la de aceptación de postulantes. En 1968 llegaron a las canchas del Club figuras de prestigio mundial como los tenistas Rod Lover, Juan Emerson, Ann Jones, Stolle y Gimeno. Ese fue uno de los mayores esfuerzos del Club de Tenis La Paz. Traer a las grandes raquetas del mundo entero no era fácil, ni económicamente ni para un país como Bolivia que quedaba en la periferia de los campeonatos mundiales e incluso de los grandes trofeos americanos. Una vez más se pondrá a prueba la capacidad de visión de futuro, audacia y empeño. Los directorios de esa época eran parte de la generación que había luchado por trasladar el Club hasta "La Florida" con la meta cierta de hacer de él "la primera institución deportiva de La Paz y del país" o ya eran parte de los primeros accionistas en la sede de "La Florida. Aunque, al mirar hacia atrás, los hechos parecen sencillos, es al revisar los datos, las muchas cartas enviadas, las gestiones realizadas, los costos, que podemos comprender cuanto se tuvo que vencer para lograr que se desarrolle en La Paz el Circuito Mini-Gran Prix con los grandes tenistas de tres continentes. Toda una hazaña empresarial y deportiva. El fin no era el lucro, que por otra parte era imposible por la gran inversión y la dificultad de recuperarla a través de las entradas o propaganda y menos con venta a la televisión, sino dar un gran e indito espectáculo a la población paceña y especialmente a los deportistas locales.

En 1968 murió el gran Gastón Zamora Ostria, primer campen bolivariano en tenis (1938) y figura acostumbrada a ganar en las canchas del Club, del país y también del exterior. Más allá de ello, su figura de leyenda era la imagen del caballero, del deportista que convierte la práctica física en una ética personal y una posición digna en cada actuación. El Club mandó a oficiar una misa en su homenaje y declaró duelo por una semana. Otro esfuerzo particular era mantener un cuerpo de entrenadores de primer nivel, como había sucedido desde los años 40 con la contratación de Pilo Faconti, y luego Guzmán, Cisternas, Patricio Apey, Pilo Faconti hijo, Fernando Pavez, todos de nacionalidad chilena. Asimismo destacaban los nadadores que practicaban en la piscina reglamentaria y que por años fue la única de esas características en la ciudad. Recién muchos años después el Estado construyó la piscina de Alto Obrajes. Igual que en el tenis, en la natación los entrenadores eran de primer nivel como el recordado Ciro Sotelo, cuyos hijos Ciro, Elizabeth y Darío también campeones y lograron reconocimiento en el exterior.

El Club ofrecía además otras prácticas deportivas como el tenis de mesa, el voley- ball, el karate, el fulbito. Por esos años comenzó la moda del skating. El Club construyó su propia cancha y desde 1972 llegó el inigualable Gonzalo "Chalo" López con su reconocida paciencia para entrenar a los niños y niñas. Para otros, el Club y en este caso no la raqueta sino los patines, se convirtieron en su actividad principal, “en su vida”. Por ello se le concedió una medalla especial. Por un tiempo funcionaron otros servicios como la peluquería; una "ficha" para reservar turno se debía adquirir con tiempo suficiente para acceder a un lavado, corte o peinado. Continuando con su política de relacionamiento externo, el Club de Tenis La Paz consolidó los vínculos con otros clubes y los representantes de la "Guardia Vieja" ayudaron a formar campeonatos de confraternidad con las instituciones tenísticas de La Paz y con las similares de Cochabamba, Santa Cruz, Tarija. Wálter Espinoza (81 años) fue uno de los fundadores del Club de Tenis de Tarija, junto con Julio Kolberg, y hoy disfruta su vejez en el gimnasio y los jardines de "La Florida”. Además se fortalecieron las relaciones con clubes de lawn tennis en los países vecinos y era muy frecuente encontrar a juveniles jugadores extranjeros en las canchas del Club, en el snack o en el comedor donde ya era el más solicitado por los jóvenes el inigualable "hot-dog" con Salchicha Stege.

Continuaron las fiestas y las celebraciones, aunque obviamente las modas eran otras. El rock and roll, el twist, los ritmos psicodélicos y a-go-go reemplazaron a los "dansant" de los abuelos y al tango o bolero de los papás. Las damas ya no lucían trajes de gala primorosa, sino minifaldas, hot-pants y aretes de colores chillones. La directiva, atenta a la "Nueva Ola" inventó los "matinés bailables, para tener programa dominical durante la época de invierno, los cuales al principio gozaron de gran popularidad y luego decayeron, según lamentaba la directiva en 1965. Haba "bailongos”, fiestas de cumpleaños- especialmente de quinceañeras- y otras diversiones. Una fiesta "psicodélica" fue destinada para recaudar fondos con la idea de comprar un "colchón eléctrico" para ejercicios gimnásticos.
¡Qué socio que fue niño o joven en esa época no recuerda la famosa y peleada "cama elástica"! sobre la que muchos se hicieron expertos acróbatas y otros sufrieron roturas de cabeza. En esos años se hizo tradición la inauguración de la temporada de piscina y la fecha escogida casi siempre era la más cercana al inicio de la primavera, el 21 de septiembre. También se festejaba con especial alegría la noche de San Juan, el 23 de Junio y durante años fue la fiesta juvenil más esperada.

En 1969, el presidente del Directorio José Camacho publicó un mensaje en la prensa local recordando las grandes etapas del Club, su contribución a la ciudad y al deporte. Y decía algo que hasta hoy es una verdad: “Es digno de mención que en un medio tan difícil y de tantas dificultades se realizó una obra tan grande que mientras no haya sido visitada no se puede apreciar el esfuerzo realizado, que está dando a Bolivia una entidad ejemplar”. Una institución que ya no era sólo para los aficionados al tenis se aprestaba a a cumplir sus 50 años.

LAS BODAS DE ORO

A finales de los intensos años sesenta el mundo experimentó cambios, especialmente en los jóvenes. La aparición de guerrillas en varios países del continente, el movimiento de protesta de los "hippies”, la generación del 68 forjada en una filosofía rebelde y existencialista, la experiencia estudiantil de París, fueron movimientos que habrían de influir también en los hijos de muchos socios del Club. Algunas de las familias más tradicionales veían a sus representantes más jóvenes con atuendos e ideas de la época, tan diferente a la de ellos. Bolivia vivió épocas de inestabilidad política y de sucesivos gobiernos militares. Estaban muy lejos los cambios constitucionales de principios de siglo. Sin embargo, la situación económica conoció otra etapa de bonanza con el aumento de las construcciones, la expansión de la banca y sobre todo los ingresos de las exportaciones mineras (estaño, plata, zinc) y de hidrocarburos. Ese crecimiento económico se reflejó en el Club que habría de proyectar nuevas compras y su expansión en esos años.

En 1971, Freddy Reynolds Eguía encabezó la directiva, junto a Eduardo Zbinden G, Mario Soliz, Gilberto Bilbao, Carlos Reyes, Carlos Chiappe, Héctor Ormachea, Enrique Mercado, Mario Martínez y Gustavo Frank. Era Presidente Honorario Humberto de Rada y Consejero Claudio Pinilla, otro socio que desarrolló una activa participación en la institución y a quien se recuerda por su caballerosidad –ocupó puestos en los Tribunales de Honor–, por su capacidad de organizar torneos como el del 68 y por su aporte a la propia Federación de Tenis de Bolivia. Durante esos años se organizaron comisiones para atender a cada una de las categorías de los tenistas e incrementar la práctica y las competencias.

Las delegaciones deportivas del Club de Tenis La Paz ganaron en competencias dentro de Bolivia y en el exterior. Otros nombres se sumaron a los citados como Ricardo Bilbao y Ricardo Bohórdez. También en natación el equipo del Club se impuso en el torneo interdepartamental de 1971 y destacó en la competencia en Arica con la delegación compuesta por Ciro Sotelo, Luisa Reynolds, Joseth Durán y Verónica Saunero. La familia Alvéstegui Alexander fue otro clan famoso de nadadores, sobre todo Carola quien había de llegar a ser una de las primeras mujeres con una responsabilidad dentro de la directiva.

En 1971 se aprobó la construcción del segundo cuerpo de la sede social del Club, que continuaba creciendo con nuevos socios, aunque siempre se intentaba mantener el espíritu familiar de los inicios. Issaías Verástegui, publicó en "El Diario" una simpática crónica sobre el Club, "de bajada, pasando por la elegante zona de San Jorge, antaño hacienda del General Jorge Córdova, se hace una perfecta al curvear al puente de la gruta y continúa por el desfilalero de Rossani, cuya primera casa era el Gallo de Oro, bonita cabaña de tipo campestre, hoy derruida para construir la mansión presidencial, se sigue por los meandros hasta deslizarse a la gran avenida de Obrajes y al otro puente de Calacoto. Se continúa por la Avenida Arequipa a cuya vera, en días de descanso, se instala al zoco de un sartal de sabrosísimos sandwichs de lechón que venden unas cholas guapas. Desde estos recuestos se divisa el arquitectónico torreón de la sede social en cuyos mástiles flamean las insignias nacional y la del Club, que la semana pasada abrió sus portones para estar de fiesta al conmemorar un año más de existencia y, a la vez, llevándose ahí el torneo parcial del First Annual Saga Bay Mini Grand Prix con la participación de tenistas de Estados Unidos, Colombia, Venezuela, Ecuador, Chile, Argentina, Australia, India y Bolivia”.

En 1973, se propuso construir un hotel aliado del Club, idea progresista que planteaba ofrecer alojamiento de alta calidad en una de las zonas paceñas en expansión y con mejor clima. Aunque los estudios duraron dos años e incluso se hizo un anuncio oficial, el proyecto no se llegó a concretar. Tampoco faltaron las iniciativas para dar mayor ambiente social y fomentar la asistencia de los socios en los días de semana o en los días de lluvia. Para ello se organizaron mesas para jugar cartas, ajedrez, lotería, tablero chino, damas, ludo en el Salón pequeño de la sede principal. Así se alentaba un ambiente agradable, sobre todo para los chicos y los jóvenes.

El 16 de Julio era otra fecha que cada vez se convertía en cita tradicional de las familias en la sede. Generalmente se ofrecían almuerzos criollos, cerveza y baile con danzas paceñas o de la región. Eran muy comentados los concursos de cueca, donde sobre todo participaban los accionistas más antiguos. Animaba la orquesta de Fermín Barrionuevo. Aunque los "dancing dominicales" dejaron de efectuarse, seguían otras fiestas de cumpleaños, recepciones, matrimonios y el tradicional festejo del "Año Nuevo" que, como ya señalábamos anteriormente, cada vez se compartía con alguna novedad y gestionando la presencia de la orquesta, banda o "amplificación" más cotizada del momento.

El mayor desafío fue organizar la celebración de las "Bodas de Oro" en 1975, cuando el Club era una institución reconocida en La Paz, y también a nivel nacional e internacional. Ese aniversario fue recordado en el mes de junio y desde esa ocasión, se festeja la fecha en la cual se obtuvo la personería jurídica del Club: 22 de Junio de 1925. A la cabeza de la directiva estaba Eduardo Zbinden G., quien durante tres años renovó las actividades tradicionales del Club. El programa de festejos cubría las mismas iniciativas de las "Bodas de Plata”, pero además en esta ocasión el Club recibió el reconocimiento oficial de las autoridades locales y nacionales. El domingo 22 de junio de 1975, en ceremonia especial, el gobierno presidido por el General Hugo Banzer condecoró al Club de Tenis La Paz con el "Cóndor de los Andes" en grado de Oficial, en reconocimiento a su historia institucional y a su aporte al deporte nacional. La Federación Boliviana de Tenis, presidida por Carlos Ballivián, fue una de las muchas organizaciones deportivas, cívicas y culturales que hicieron llegar sus felicitaciones al Club. Gran cantidad de socios y de invitados especiales compartió la recepción social. Los festejos continuaron toda la semana y culminaron con una cena bailable en los salones del edificio principal de la sede en "La Florida”. En la ocasión se disputaron torneos especiales, como el Campeonato Nacional Extraordinario de Tenis (apoyado por la Federación Nacional de Tenis), los campeonatos para damas y para varones, o el disputado por los Dobles seniors ganado por Julián Carlos Alvarado y Ricardo Bilbao. En ese año encontramos todavía a algunas delegaciones de los centros mineros como las de Quechisla, Tupiza, Uyuni y Catavi y nuevas como la de Trinidad. El tenis ya era un deporte practicado en casi todas las capitales departamentales. Grandes empresas, paceñas como SOMCO, lmportadora Zbinden, la "Bolívar S.A. de Seguros Generales" y CREDIPOPU, la delegación diplomática de Chile donaron trofeos. El Club inauguró tres nuevas canchas con lo cual sumó 19 y se colocó calefacción y servicio telefónico a los casilleros de la cancha oficial; además se habilitó un nuevo kiosko para atender a los jugadores. La Alcaldía de La Paz otorgó la categoría de “jardín más bello de la ciudad” a las áreas verdes del Club, que siempre fueron parte de su orgullo institucional y que hoy se constituyen en una reserva ecológica de la moderna zona sur. Se colocó una piedra especial en recuerdo de los socios fundadores y los más antiguos accionistas con los más jóvenes compartieron una misa de campaña en conmemoración a todos los que habían ayudado a que el Club festeje esas "Bodas de Oro" como la sólida institución que ya era. Los diferentes programas fueron retratados con gran despliegue por las páginas deportivas y sociales del decano "El Diario”, la vespertina "Ultima Hora" y por "Presencia" y "HOY" que entonces tenían cotizados suplementos deportivos; por una emisión especial de Canal 7, el canal estatal y único en esa fecha. Igual atención prestaron los programas deportivos de los hermanos Echevarría, Radio Metropolitana, Radio Stentor y otros. Tampoco faltó la nota de humor escrita por Alfonso Prudencio “Paulovich”: “Los jugadores de tenis juegan de blanco y no hay excepciones aunque se trate del negro Martínez”. Debe ser el único deporte, decía “La Noticia de Perfil”, en el cual todos usan el mismo color y uno no sabe cuál es el enemigo, y continuaba bromeando con los uniformes de las damas tenistas.

Una novedad fue la composición del "Himno del Club de Tenis La Paz" compuesto por Gilberto Rojas, autor de populares canciones de estilo folklórico. Dicen sus estrofas: "Club de Tenis La Paz el más glorioso, entre todos dignísimo rival. Con el blanco y el verde victorioso marchará siempre con paso triunfal. Son los cerros pintados de colores, es la brisa vestida de canción, cielo azul tiene el Club de mis amores, rey del deporte blanco, sensación. Jardines… bello regazo. "La Florida" que vibra de emoción. Y el río...es un abrazo, es el canto de amor y corazón. Adelante... el Club de Tenis. Club de Tenis La Paz perdurarás. Bolivia… y el Club de Tenis, adelante sin desmayar jamás”

Periodistas como Tito de la Viña, Gerardo Orellana, Julio López Videla, Miguel Velarde, Jorge Moya, Julio Borelli, José Arturo Siles, Juan Carlos Costa escribieron notas resaltando la trayectoria del Club o emitieron programas radiales recordando a los grandes campeones que se habían formado en el Club. Deportivamente, el gran festejo estaba preparado para Octubre, recordando el aniversario del local original. "Tenis La Paz hará suceso en Octubre" tituló "Hoy”.
Durante meses la directiva y la Capitanía General contactaron a tenistas en Nueva York, Buenos Aires y otras capitales. Sin embargo, el esfuerzo recién se concretó en 1977. Paralelamente, se apoyaron las gestiones para que la Federación Internacional de Tenis acepte a Bolivia en la disputa de la Copa Davis de 1976.

UN CLUB MODERNO Y LAS NUEVAS GENERACIONES

Carlos Prudencio sucedió a Zbinden con la misma dinámica para mantener la vanguardia del Club en los torneos de tenis y en la organización de otros grandes campeonatos.

En enero de 1977 tuvo lugar el más famoso de los campeonatos de tenis organizados por el Club. La importancia de la competencia con estrellas del tenis mundial obligó al Club de Tenis La Paz a habilitar una cancha temporal en el Coliseo Cerrado y a invertir miles de dólares. Una enorme y sofisticada lona fue colocada en la cancha de ese escenario deportivo, ubicado en la calle México, a pocas cuadras de aquella primera cancha en una rústica casa de la calle Murillo. La "Temporada Internacional de Tenis" se desarrolló del 13 al 16 de enero con la presencia del italiano Andriano Panatta, el rumano Ion Tiriac, el brasileño Tomás Koch y el ídolo del momento Guillermo Vilas. Ramiro Benavides fue el principal representante de Bolivia. Además asistieron otros tenistas internacionales y nacionales. El Club, representado por Prudencio pagó 55.000 dólares a la empresa Koch Tavares Promociones Deportivas para asegurar la presencia de los grandes del tenis mundial, una oportunidad que difícilmente podrán volver a gozar los espectadores bolivianos. Quedaron semifinalistas Prajoux, Pecci, Cano, Panatta; finalistas Koch, Higueras y Andrew y el gran triunfador fue Vilas. Una masiva asistencia de público premió el esfuerzo del Club. Muchos recuerdan el respaldo del Presidente Banzer, cuya familia natural y política también era socia del Club. El 23 de noviembre del 76, el gabinete autorizó liberar de algunos impuestos al espectáculo deportivo, de acuerdo a la legislación vigente, y con ello los organizadores no perdieron. Como en otras ocasiones de grandes torneos internacionales, era muy difícil recuperar la inversión. El esfuerzo de aquella gestión no pudo ser igualado hasta ahora. Carlos Prudencio heredó la idea de Zbinden y la hizo realidad, con el espíritu de empresa y audacia de cada directiva. El mismo Prudencio era miembro de otra de las familias que dedicó parte de su vida a jugar tenis, emparentado con la familia Navarro que también destacó en esa práctica y en la representación de la institución.

El nuevo Presidente fue Mario Soliz, quien se había mantenido esos años en diferentes puestos y conocía los nuevos proyectos del Club y quien mantuvo su contribución hasta años recientes. A él lo siguió Rodolfo Luzio L. Durante los festejos de las "Bodas de Oro" se anunció por primera vez las gestiones del Club para adquirir terrenos en otras zonas con el objetivo de descongestionar a la sede de "La Florida" y continuar con la visión de futuro y de las grandes inversiones que habían identificado a la institución. En 1978, una Asamblea de Socios aprobó la compra de terrenos en Huajchilla, mucho más al sur de la sede original de la Avenida Arce, en plena región de Río Abajo/ Mecapaca, a 12 kilómetros del actual Club. Fueron adquiridos el 15 de abril de 1978, con un préstamo del Bank of America y se cobró una cuota extraordinaria, además se emitieron 500 nuevas acciones. En recuerdo a la generación que inauguró los trabajos en "La Florida” el domingo 9 de abril de 1978, partió una caravana de socios desde la Plaza Venezuela hasta Huajchilla para "tomar posesión física de los terrenos”. En el primer lustro de los años 80 se vendieron 20 hectáreas y se mantuvieron otras 26; además el Club posee siete lotes en la urbanización. En los últimos años, las directivas han realizado obras y actividades para avanzar con esa sede, parte del futuro de la institución. Hasta 1993 se adelantó con el estudio a cargo de la empresa SICO. Se conformó un Comité Impulsor de Huajchilla y se logró construir el muro perimetral, un tanque de agua y una caseta permanente de faenas. El ambicioso proyecto avanza paso a paso. Como en el caso de “La Florida” los desafíos son grandes pues el Plan Maestro debe cumplir con todas las exigencias de las redes de agua, alcantarillado, drenaje de aguas pluviales y superficiales, energía eléctrica y otros servicios que todavía son escasos en la zona y que no son atendidos por las alcaldías correspondientes.

El diseño de Plataformas contempla el trazado de vías vehiculares, ciclo vías, vías peatonales, así como la reserva de áreas para actividades futuras. Por otra parte se hace necesario cumplir un plan específico de arborización con base en distintas especies tanto para dar estética a la sede como para que sirva de contravientos. El Club pretende ayudar a combatir la erosión y los problemas que confrontan los terrenos en Huajchilla por la excesiva presencia de salitre en la tierra. Durante 1998 se concluyó la construcción de Refugio y los proyectos de infraestructura básica, además de la consolidación de los terrenos. El actual Refugio brinda las comodidades necesarias para la práctica del tenis y volley-ball de playa. Tiene 160 metros de superficie cubierta y 150 metros en terrazas circundantes, un comedor, una amplia cocina y baños con ducha.
Las sucesivas directivas han intentado fomentar que los socios visiten el lugar y que los niños y jóvenes participen en los campamentos y reuniones que se realizan en esa área. Sin embargo y a pesar de las muchas nuevas construcciones en la zona, la mayoría de las familias no llegan hasta Huajchilla y muchos accionistas ni conocen la propiedad. Cabe recordar que la década de los ochenta fue igualmente difícil para el Club como para el país y la región y por ello muchos proyectos no fueron tan dinámicos como se esperaba. Aunque en el 75 parecía que todo estaba consolidado y saneado, a fines de los años 70 Bolivia ingresó a una etapa de inestabilidad política con el cambio de ocho presidentes en cuatro años. A ello se agregó la consecuente crisis económica que fue acumulándose con diferentes señales. La situación política mejoró con el inicio de una nueva etapa democrática, tan larga como al inicio del siglo.

EI 10 de octubre de 1982 Bolivia aprendió a vivir en tolerancia, pero la situación económica empeoró y el país conoció la peor inflación de la historia mundial, solamente precedida por la experiencia de 1918 en la llamada República de Weimar. Inflación que habría de afectar las finanzas del Club, igual que a la mayoría de las instituciones nacionales. Posteriormente Bolivia aprobó medidas para consolidar la democracia, para estabilizar la macro economía y para encarar nuevas reformas estructurales que fueron admiradas por el continente e imitadas en países de diferentes partes del mundo. Sin embargo, la llamada crisis de la deuda externa latinoamericana, las dificultades económicas que generó el proceso de inflación y la falta de seguridad jurídica para las inversiones que caracterizaron al país durante años, afectaron a la solidez económica del Club. Por ello, cabe destacar el trabajo de las nuevas generaciones, sobre las cuales escribirán con más detalle otros historiadores. Con la misma fe en La Paz, confianza en el futuro, y gran capacidad para negociar préstamos, sin escatimar esfuerzos, hijos de quienes habían dado los primeros impulsos al Club tomaron las riendas para continuar con su obra. Así tenemos las sucesivas presidencias de Humberto de Rada l., Adolfo Navarro F., Carlos Taborga Ibargüen, Eduardo Zbinden Carmona, Rodrigo Navarro, uno de los más jóvenes que aceptó el desafío de dirigir a la ya sexenaria institución, Roberto Luzio G. Junto a ellos se mantenían como presidentes honorarios o consejeros antiguos accionistas como Fenelón Reyes o Emilio Klein, René Urquidi alentándoles a enfrentar las dificultades. Muchos testimonios recuerdan la gestión de Carlos "Tabo" Taborga como la continuidad de las grandes directivas que supieron invertir con fe en su ciudad, equilibrar las finanzas y a la vez proyectar nuevas ventajas para los socios. Con ese aporte, el Club de Tenis La Paz ingresó a la década de los noventa y cumplió nuevos proyectos de infraestructura, sociales y sobre todo deportivos. Los últimos directivos fueron Luís Márquez de 1993 a 1992, Pedro Basaure de 1995 a 1996 y Juan Carlos Handall, de 1997 a 2000. Al borde del nuevo milenio, Handall inauguró otro gran proyecto que ha dado un rostro aún más moderno al Club y de mayores servicios para los socios. La construcción del área de la piscina techada que permite el ejercicio de la natación durante todo el año y desde las 7 de la mañana a las 10 de la noche; el nuevo spa con sauna seco, húmedo y jacuzzi; la ampliación del comedor del área de la piscina al aire libre y que a la vez conecta con el área cubierta es un nuevo local para actividades sociales; hay nuevas canchas de tenis para todas las categorías y edades y los frontones han sido mejor mantenidos; los socios cuentan con dos gimnasios –uno con los aparatos de último modelo y otro para prácticas de ejercicios aeróbicos o gimnasia y yoga–; un amplio snack y parrillero sirven para la atención de los socios que visitan esa área o los jardines, especialmente los fines de semana; el traslado del "snooker" a una sala más amplia y cómoda; la nueva sala de estar, los nuevos parqueos en la parte este, aliado de la Avenida Costanera, las amplias oficinas administrativas, que son obras de las últimas gestiones. A ello se agregan servicios imprescindibles como el gabinete médico con atención permanente y con personal competente. Quedan todavía algunas propuestas en mesa como la instalación de ocho modernas pistas de palitroque, canchas de tenis cubiertas, y otras ideas que tienen siempre el objetivo de mejorar los servicios del Club. En las actividades sociales, el Club amplió las posibilidades de uso de los salones para los socios y sus hijos y en los últimos años albergó bodas, cumpleaños, fiestas por motivos cívicos, carnavales y el tradicional festejo del Año Nuevo con la presencia de artistas de moda. Además en la iniciativa de grupos como los “Jurassic Park”, las “Ramillete” las escuelas deportivas, han motivado otras celebraciones y juegos de tenis que a la vez son competencias de disfraces o bufas. En el Club actualmente se practica el tenis en las diferentes categorías competitivas. Entre los valores está Cecilia Ampuero, ejemplo del tenis juvenil boliviano. Conquistó su primer título internacional a los nueve años y por una década logró para el Club de Tenis La Paz diferentes galardones locales, nacionales e internacionales en las diferentes categorías en las cuales jugó. Otras figuras destacadas de las nuevas generaciones de jugadores de tenis son: Antonio Serrate, Alvaro Sánchez, Moira Peres, Vanessa de los Heros, Rodrigo Pacheco, Diego Valenzuela, Rodrigo Márquez, María Claudia Basaure, Alvaro Sánchez, Juan Claudio Peñaloza, Juan Raúl Malky, Andrea Oporto, Alejandra Márquez, Gabriela Calderón, Caria Flores, Alejandro y Diego Bohrt, Carlos Navarro, Carlo Sarmiento, Horacio Valenzuela, Gabriel Flores y, especialmente, Javier Taborga. En los últimos años, las mayores satisfacciones en tenis femenino las ha dado Mónica Hoz de Vila, quien ha logrado varios campeonatos nacionales. Anualmente existen campeonatos internos para todas las categorías y también de confraternización como de padres e hijos, de madres e hijas, de carnaval, por el día de La Paz y otros que responden a diferentes iniciativas. El equipo del Club siempre está presente en los torneos nacionales y permanentemente acude a encuentros internacionales con diferentes resultados. También se fomenta la práctica del tenis en las categorías senior damas y senior varones en las cuales hay figuras de destaque nacional y con proyección internacional. La "guardia vieja" mantiene su entusiasmo por seguir practicando su deporte favorito. Una de las más antiguas raquetas es Alberto Velasco Saracho, quien continúa en las canchas, donde ya jugó desde 1948. En cambio, la natación no es practicada con la misma intensidad de los años 70, aunque existen profesores y entrenadores. Las canchas reglamentarias de basket y volleyball, de wally y de raquet han permitido desarrollar otras actividades deportivas y realizar campeonatos.
Varios representantes del Club han traído trofeos en competencias locales o nacionales. Otro grupo, sobre todo varonil, se dedica al "snooker" en la mesa importada desde Inglaterra o en la antigua mesa de los años 60; forman también un equipo de entusiastas competidores. Un párrafo aparte merece la liguilla de fútbol que se da en la cancha de césped construida durante la gestión de Carlos Taborga. Esa es otra sección nueva de "La Florida" y tiene sus propias graderías y servicios. El éxito de esta nueva actividad dentro del Club se expresa en 20 equipos, diez de primera categoría y diez de segunda. Participan los Carapintadas, Argentinos, Rojos, América, Boca, NTN,"XMLQ-, D.C. United, Tigres, Santos, Juventud, Independiente, Cuervos, Azurri, Karas, Manchester, Blues, Bayern y otros dos. Los "Rojos" son los que acumularon más campeonatos. Los niños tienen los jardines, un parque infantil renovado con nuevos juegos, clases de natación y ahora hasta los más pequeños empiezan a familiarizarse con el manejo de la raqueta en un entrenamiento especial que les brinda el Club. Son diversas experiencias que pueden disfrutar y aprovechar los accionistas, sus familiares, sus invitados, los socios transeúntes y los socios eméritos. Ellos son los principales protagonistas de la segunda parte del libro, donde recogemos las vivencias y emociones de quienes tuvieron en el Club de Tenis La Paz un segundo y cálido hogar.

La información que se registra, está contenida en la publicación del Club de Tenis La Paz con motivo de sus Bodas de Diamante (75 años) “Un Club con Historia”